¿Y si el Glaoui hubiera sido el primer rey de Marruecos?

¿Y si el Glaoui hubiera sido el primer rey de Marruecos?

¿Y si el Glaoui hubiera sido el primer rey de Marruecos?

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Los Glaoui, fueron una tribu sedentaria descendiente de dos grandes confederaciones bereberes (Masmouda y Sanhadja) cuyo linaje descendía de los omeyas; a su llegada a Telouet, a finales del S. XVII, construyeron una zaouïa y concedieron barakas (bendiciones) a la población local; tras ganarse de esta manera su confianza, empezaron a tejer la red de su imperio económico que los condujo hacia el poder y la riqueza pues de generación en generación, los Glaoui se consolidaron dentro del sistema de gobierno llamado Makhzen, específico de Marruecos, estructurado en torno a las delegaciones de autoridad que el Sultán de turno otorgaba a los caïds pues el clan de los Glaoui era una de las llamadas familias makhzenianas, es decir, familias al servicio de la dinastía alauí desde la época de Moulay Ismaïl, rey de Marruecos desde 1672 hasta 1727.

No obstante, no fue hasta la primera mitad del siglo XIX cuando comenzó el verdadero ascenso al poder de la familia, ascenso que no estuvo exento de intrigas, luchas intestinas y venganzas.

El primer paso lo dio Hammou Amezouar El Glaoui, abuelo de Thami el Glaoui, al ser designado por su pueblo como jefe de la tribu en Telouet que, en esa época estaba sujeto a la autoridad del poderoso caïd de Demnate, a unos treinta kilómetros de distancia en línea recta, separado de Telouet por el macizo del Anghomar quien, a la sazón, controlaba todo el territorio del Alto Atlas comprendido entre el Valle de Ounila y en Valle de Dades

El modesto jeque de Telouet se casó con la hija de otro jeque un poco mas poderoso, de una cercana aldea. Este matrimonio elevó un poco su rango social, pero fue sobre todo la posición estratégica de Telouet lo que le permitió aumentar su influencia y riqueza al ofrecer hospitalidad y seguridad a todas las caravanas de camellos que pasaban a cambio del pago de aranceles lo que le aseguró una fuente regular de ingresos a los que había que añadir los obtenidos por la explotación de la mina de sal descubierta en Adouz, entre Telouet y Anemiter.

La incipiente y cada vez mas amplia riqueza del jeque Glaoui de Telouet así como su influencia, provocaron un ataque de celos a su suegro y un ataque de envidia a los enemigos que tenía dentro de su clan, lo que al final se tradujo en su expulsión de Telouet. Depuesto de su cargo y expulsado de sus tierras, se exilió en casa de los Aït Ounila, tribu vecina enemiga de los Glaoui situada en la cabecera del rio a los pies del macizo del Anghomar, donde murió exiliado y olvidado por todos en 1855, no sin antes haber tenido descendencia.

Mohamed el Glaoui, apodado Ibibet, nacido en el exilio, creció con la ambición de vengar la humillación infligida a su padre y al mismo tiempo reclamar el título de jefe tribal de Telouet. En 1858, al frente de sus tropas, atacó la aldea de Taghennouste y mató a su abuelo materno, el jeque Ahmed Ben El Hadj pero su marcha se frenó, una vez más, debido a la oposición del poderoso jeque de Demnate y del también poderoso jeque que gobernaba el Valle dl N’Fiss al oeste, desde la llanura de Haouz hasta el valle del Souss (Agadir).

Atrapado entre estos grandes jefes, Mohamed Ibibet pudo sobrevivir y consolidar su poder al ser un jeque aliado clave para el gobierno del Sultán marroqui, quien utilizaba las rivalidades entre las tribus para mantener su propia autoridad. Por ello el sultán alauita Moulay


Abderramán, que reinó de 1822 a 1859, lo nombró Jeque Supremo de las tribus de Ait Telouet, Ait Ounila y Ait Tammante. Como quiera que era un personaje astuto, supo nadar y guardar su ropa frente a los celos del clan de Demnate y del clan del N’Fiss por lo que cuando en 1859 murió el Sultán y subió al poder Mohammed IV, rey hasta 1873, se aprestó a ir a Marrakech a jurarle lealtad.

Durante este juramento de lealtad, el jeque de la muy influyente Zaouïa Naciria de Tamegroute, intercedió a favor de Ibitet ante el nuevo sultán, quien al final, decidió perdonar a su padre Hammou Amezouar El Glaoui.

Restituido el honor de su padre, Ibibet fue nombrado caïd de Makhzenian en 1864, teniendo bajo su mando bajo a todas las tribus de la región, lo que aprovechó para establecer alianzas con los líderes de las diversas tribus de Ouarzazate y para extender su dominio a las regiones del sureste tomando el control de la kasbah de Taourirt en 1877, una encrucijada clave de todos los pasos hacia el valle de Drâa, hacia el importante oasis de Skoura y hacia los valles de Dades, Todrá y Tafilalet

Ibibet aprovechó su poder y la situación estratégica de la Kasbah de Taourirte para aplastar a las tribus rebeldes del Sur, en particular la de su histórico rival de Tazenakht …. pero se le fue la mano con tanto exceso de poder y tanto orgullo (vamos, que el tipo era un narcisista) ya que, aunque presagió lo que los ejércitos del Protectorado francés emprenderían unos años más tarde, se propuso someter a todas las tribus disidentes del Sur para, bajo su mando, obligarlas a prestar lealtad al sultán, cometiendo graves errores de bulto al sobrestimar sus capacidades, menospreciar el orgullo y las ambiciones de las tribus sureñas del Marruecos de finales del siglo XIX y pensar que los recursos económicos que requería tal empresa los podía obtener fácilmente imponiendo fuertes impuestos y gravámenes a las tribus de la confederación bajo su mando …


Amghar Mohamed Ben Hammou El Glaoui, alias Ibibet, el pequeño gorrión pues eso es lo que significa su apodo, pensó que podía ser un águila que, surgida de su pequeña aldea enclavada al pie de las imponentes montañas, podría llevar su autoridad a las mil y una tribus esparcidas por el gran sur de Marruecos. Impotente ante la fuerza de sus enemigos y lastrado por sus errores de cálculo, Ibibet renunció a su gran sueño y se dedicó a gobernar en su bastión, Telouet, concentrándose en consolidar sus actividades comerciales en el Alto Atlas.

Cuenta la leyenda que «En la Kasbah paterna construida en la meseta de Telouet y que pronto se convirtió en una imponente fortaleza, el pequeño gorrión de Telouet terminó en 1888 una vida sin especial brillo»

Pero Ibibet tuvo dos hijos, el mayor, Madani y el menor, Thami que recibieron de él sus posesiones …. y su sueño.

Madani El Mezouari El Glaoui, nacido en 1860 en el douar familiar de Telouet, como hijo primogénito de Ibibet, heredó una autoridad consolidada y una fortuna considerable a la muerte de su padre que le permitió acceder a la jefatura del clan y a alcanzar el nombramiento al cargo más alto posible, el de Gran Visir del sultán, pero fue el segundo, Thami El Mezouari El Glaoui, quien cumpliría la promesa de convertir al gorrión, en águila.

Madani era inteligente, educado, religioso y con una habilidad manifiesta para entender y ocuparse de los asuntos políticos … Además de tener una ambición ilimitada ya que, al igual que su padre, también era un guerrero increíblemente valiente que al mismo tiempo poseía un verdadero talento para la intriga, por lo que que pasaría buena parte de su vida luchando contra las tribus rebeldes que no se sometían a la autoridad de los Makhzen y, por tanto, a la suya propia.

Al igual que su padre, Madani vivía enfrentado a sus dos formidables rivales: el Caid que controlaba al oeste las ricas y pobladas llanuras del Souss (Agadir) y las de Haouz en el N’Fiss (al oeste de Marrakech) a las que se accedía por el paso del Tzin Test y el Caid de Demnate al este que controlaba el Tizi N ‘Baboun y por lo tanto el valle del Dades. Estos tres anduvieron toda su vida a la greña ..… greña que pasaba de padres a hijos y parecía no tener fin hasta que, un buen día, durante el reinado del sultan Moulay Hassan (Hassan I), esta feroz competencia entre los señores del Alto Atlas, quedó sellada a favor de los Glaoui.

Corría el otoño de 1893, cuando la expedición punitiva de Hassan I en contra los insurgentes de Tafilalet, llevada a cabo para recaudar sus impuestos e imponer su autoridad a las tribus rebeldes derrotadas, quedó atrapada por la nieve y el frio poco antes de llegar a Telouet durante su viaje de regreso a Marrakech.

La suerte que debe tener todo gran líder sonrió a Madani quien, informado del peligro que corrían el Sultán y sus tropas, los ayudó movilizando a toda la tribu para despejar el camino, utilizando todos sus recursos para llevar equipo y provisiones a caballo y en mulas para las tropas del sultán. En reconocimiento a su ayuda y lealtad, Hassan I le equipó militarmente y le concedió la ampliación del territorio controlado por él mas allá de los limites del Atlas, aumentando automáticamente su poder económico al tener el derecho de cobrar impuestos a las tribus sometidas y de cobrar impuestos a las caravanas que pasan a lo largo de todo ese territorio.

Madani era un corporativista de tomo y lomo que se preocupaba en asegurar que la expansión territorial tuviera un beneficio directo para su tribu. Con una indiscutible superioridad militar tanto en hombres como en equipo Madani sometió a las tribus rebeldes de Tamdakhte, situadas entre Télouet y Aït Ben Haddou y se aseguró la lealtad de las poderosas tribus de Aït Zineb recurriendo a medios más diplomáticos: la alianza por matrimonio con el jeque de Aït Ben Haddou. Consolidada de este modo su posición estratégica, instaló a uno de sus hermanos en la Kasbah de Taourirt y eliminó por la vía rápida a los jefes de la tribu Aït Ben Ali.

Después de cada victoria, Madani no se andaba con tonterías; sometía a los vencidos, eliminaba a todos los jefes rebeldes y nombraba nuevos amghars (jefes de la asamblea que gobierna en los pueblos, es decir, el alcalde en los actuales ayuntamientos) quienes, evidentemente estaban a sueldo de él, rompiendo así la transmisión tradicional de autoridad entre las tribus conquistadas, mientras establecía impuestos adicionales y gravaba el ganado, la cosecha, la mantequilla y la miel … además impuso un trabajo penoso llamado lkoulfte que obligaba a hombres y animales a participar en la construcción de sus nuevas kasbahs (entre otras, la imponente de Tazart al norte de su bastión de Telouet en el camino a Marrakech).

A principios del siglo XX, Marruecos estaba bajo una presión cada vez mayor por parte de las potencias europeas que deseaban establecerse en el país; la firma del Tratado de Algeciras en 1906 marca el inicio del control directo de la comunidad internacional sobre Marruecos, lo que provoca de inmediato las rebeliones internas.

Todos estos problemas eran el caldo de cultivo favorito para el talento de Madani y su enorme capacidad para urdir intrigas. Por un lado, se puso su ropa de guerrero para ir a sofocar la revuelta liderada contra el joven sultán; por otro lado, se calzó el traje de diplomático y utilizó su arte en la negociación para cosechar los favores del hermano del joven Sultán, entonces califa de Marrakech; y por último, abandonó sus disfraces, se sacó la mascara e instó al hermano del sultán a convertirse él mismo en sultán bajo el argumento de defender la integridad de Marruecos que estaba a punto de ser avasallada por España, Francia e Inglaterra.

En noviembre de 1907, Madani marchó sobre Fez al frente de un ejército de 40.000 guerreros y obligó al sultán Moulay Abdelaziz a dimitir en favor de su hermano Moulay Abdelhafid. En 1909, el nuevo sultán nombró a Madani Ministro de Guerra y luego Gran Visir, el puesto más alto en la jerarquía marroquí del Makhzen, tras el Sultán.

Madani, nada mas llegar al cargo era consciente de la extrema debilidad del poder en torno al sultán. Por ello, y sin perder tiempo, haciendo alarde del nepotismo propio de todo cacique corporativista y oportunista metido a estadista, que es en lo que en realidad era, designó a su gente para todos los puestos posibles. Su yerno Si Hammou se hizo cargo del caidato en todos los territorios de su bastión original, desde Telouet hasta Taourirt, Zagora y Tinghir. Nombró a su propio hijo, un adolescente de apenas dieciocho años, ministro de Guerra y finalmente nombró a su otro hermano, Hassi El Glaoui, para el cargo de pacha de la Kasbah de Marrakech, con control directo del arsenal, las cárceles y todas las tropas que cubrían el sur del país.

El poder de la familia Glaoui se extendía en ese momento a más de un tercio de Marruecos y su ejército se cifraba en casi 600 mil hombres. Por fin se había logrado el objetivo final, convirtiendo al gorrión en el águila que llevaba el nombre de los Glaoui a coquetear en los palacios con la realeza cuyo poder era frágil e incierto ….. pero aún faltaba que el águila surcara los cielos.

Tan frágil e incierto era el poder del sultán en aquella época como para que en 1911, apenas dos años después del nombramiento de Madani para el cargo de Gran Visir, todo el clan fuera destituido por el Sultán Moulay Abdelhafid, quien sospechaba de ellos y tenia celos de su poder y su riqueza. A pesar de este revés, el clan se mantuvo firme y compacto sobreviviendo a la abdicación del sultán tras la firma del Tratado de Fez en 1912, aprovechando las nuevas oportunidades que se abrían tras la cesión de la soberanía a Francia y la consiguiente aplicación del régimen de protectorado con el fin de restaurar la economía fallida y las disparidades políticas en el reino.

Madani y Thami el Glaoui supieron hacer lo que había que hacer, estuvieron donde debían estar y entendieron, como oportunistas que eran, que los franceses les necesitarían a ellos tanto como ellos necesitarían a los franceses porque la pacificación del país liderada por Lyautey se basaba en una política de alianzas para conquistar los territorios aún en disidencia y porque para ellos, el mantener su estatus político y económico requería contar con la ayuda y el respaldo tanto militar como económico y político de los franceses.

Los dos hermanos Glaoui se convirtieron, pues, en imprescindibles, hasta el punto de que recibieron de manos del General Lyautey, la cruz de la Legión de Honor.

A partir de ese momento, los pequeños gorriones de Telouet volaron gloriosamente, lejos de su cuna allá en las montañas. Madani había inaugurado la era de los grandes señores del clan de los Glaoui, sentándose en los suntuosos palacios de Marruecos, pero sería su hermano el que la consolidaría pues Madani no tuvo tiempo para disfrutar de su victoria al fallecer prematuramente en 1918, legando a su hermano Thami vastos territorios y considerables propiedades.

A partir de ese día, Thami escribió, a su manera, el último capítulo de aquella familia que, llegada del sur, supo aprovechar sus oportunidades para llegar a convertirse en los grandes señores del Atlas.

La vida de Thami El Glaoui se asemejó un poco a una película de corte épico, cuyo guion habrían podido firmar John Huston o Sam Peckinpah y bien habrían podido dirigir Ridley Scott, Oliver Stone o Stanley Kubrick, pues en ella no faltó ningún elemento, incluidas las intrigas familiares y palaciegas, de Estado, el suspense o la violencia e, incluso, el mas que probable romance con una extranjera no musulmana y casada que, según cuenta la leyenda era, ni mas ni menos, que Rosa Forbes, la noble y aventurera británica.

Nieto de aquel comerciante de sal acomodado que inició el linaje, déspota, tirano, seductor, conspirador y pacificador, su vida le llevó a convertirse en un señor feudal, a heredar un imperio económico de manos de su hermano, a derrocar a dos sultanes y a encabezar las intrigas por el poder, al pacificar primero el sur del Reino aliándose con los franceses del Mariscal Lyautey en 1928 y posteriormente enfrentándose al Sultán, (futuro Rey Mohammed V), y a su sucesor (futuro Rey Hassan II).

Thami El Glaoui, hombre de gusto refinado que jugaba al golf en Marrakech y coleccionaba alfombras y piedras preciosas además de coches lujosos, aunque tenia una buena formación militar heredada de su padre y consolidada bajo el mandato de su hermano con la experiencia en combate, actuaba como un señor feudal a pesar de lo cual no carecía de un fino olfato para los negocios.

Asociado con su gran amigo Jean Épinat (inversor y aventurero francés, fundador de la CTM y del Grupo ONA, muy bien relacionado con las autoridades coloniales francesas y gran amigo del Mariscal Lyautey), aumentó hasta tal punto su poder y su fortuna que, en los años 20 y 30 del siglo XX, se decía que desde Rabat el sultán Sidi Mohammed (futuro Rey) gobernaba el norte de Marruecos y desde Marrakech, el sultán Thami El Glaoui gobernaba el sur. El gorrión por fin se había convertido en águila y surcaba los cielos ondeando el estandarte de los Glaoui.

De la mano de Épinat, Thami entró en el accionariado de la CTM, del Grupo Ona y fundó en 1928 un grupo empresarial que explotaba las minas de Bou Azzer para la extracción de Cobalto (que aun existen y funcionan hoy en día) además de explotar sus propias minas de sal allá en Telouet, mientras repartía su tiempo entre sus viajes a Europa (en uno de ellos asistió a la coronación de la Reina Isabel II invitado por el Primer Ministro Winston Churchill), su residencia de Marrakech (ciudad de la que él fue el pachá durante 44 largos años, cargo al que accedió en 1912 antes de asumir la herencia y el cargo de su hermano fallecido), la Kasbah de Telouet o sus residencias de Tanger, Casablanca y Fès, ciudad en la que siempre se le podía ver en compañía de grandes personalidades de la universidad Karaouiyine o del ámbito de la religión.

En Telouet, recibió a muchos de los personajes ilustres del primer tercio del S. XX con quienes había establecido relaciones gracias a su poder politico, militar, económico y a su alianza con los franceses para pacificar el sur de Marruecos sometiendo a todas las tribus rivales; algunas de las personalidades recibidas por Thami el Glaoui allí fueron Théodore Steeg (diputado y senador francés, Gobernador de Argelia y General Residente en Marruecos), el sultán Sidi Mohamed Ben Youssef (futuro rey de Marruecos recibido en Telouet el 16 de noviembre de 1931), Winston Churchill, (1937), con quien se encontró muchas otras veces ya que además compartían pasión por el golf y el general Patton (1942) además de Jacques Majorelle y el Mariscal Hubert Lyautey en múltiples ocasiones.

Gran aliado de la Francia del Protectorado, tanto por sus intereses militares como económicos, Thami el Glaoui se opuso siempre a la independencia de Marruecos, enfrentándose al Partido del Istiqal, creado en 1943 para reclamar la independencia. lo que le llevó a su vez a enfrentarse también con el sultán Sidi Mohammed que veía con buenos ojos las reivindicaciones de dicho partido, hasta el punto de intrigar con las autoridades francesas del Protectorado, que en ese momento tampoco estaban por la labor de la independencia, su derrocamiento y posterior exilio, llevado a cabo el 20 de agosto de 1953, para sustituirlo por un sultán títere afín a los intereses coloniales que tan bien le iban a Thami el Glaoui.

No obstante, tras el cambio del contexto internacional a raíz del fin de la II Guerra Mundial, en el que era evidente que la descolonización no se podría evitar, las reclamaciones de independencia fueron tomando calado en Marruecos; al nefasto desgobierno del sultán títere, se añadieron estas reclamaciones de independencia, que estaban apoyadas por multitudinarias manifestaciones en el país, (violentas en muchos casos, con atentados incluidos) y las demandas de organizaciones internacionales de la talla de la ONU o la Liga Árabe; el progresivo deterioro del poder colonial francés en todo el mundo no hizo mas que añadir oxígeno a la llama de la independencia; por todo ello este exilio no duró mas que un par de años dado que se vio claramente la necesidad de establecer una negociación entre las partes cuyo fin era pactar esa independencia.

Al final, la vida de Thami el Glaoui dejó su impronta en la historia de Marruecos, terminando oficialmente, el 30 de enero de 1956 a causa de un cáncer aunque, a decir de algunos, su sentencia se había firmado mucho antes, el 8 de noviembre de 1955 en Paris, cuando el gran Pachá de Marrakech, derrotado y abandonado por todos sus aliados y amigos, tuvo que hacer antesala para postrarse a los pies del flamante Sultán que regresaba de su exilio dorado allá en Magadascar, con el beneplácito de la Francia, para tomar lo que por herencia era suyo : un Reino.

Cuenta la historia que Sidi Mohammed Ben Youssef, Sultán de Marruecos primero (1927-1956) y Rey de Marruecos después (1956-1961), tuvo a bien en recibir a Thami El Glaoui tan solo para humillarle, poniendo punto y final a la historia de una vida que pertenece ya a la leyenda, leyenda que cuenta que su acta de defunción fue el primer asesinato de Estado del nuevo reinado recién estrenado…

Hdaj Thami El Glaoui fue, a su manera, un rey; un rey que sucumbió a la ambición que le había sido legada por herencia, a los celos que despertaba en los aduladores mas próximos al futuro Rey Mohammed V que envidiaban su riqueza y no toleraban su poder, y a la traición de aquellos actores internacionales que le auparon al poder y a la fama cuando, en realidad, le habían estado utilizando para sus propios intereses.

Tras la muerte de Thami el Glaoui, todos sus bienes fueron confiscados, sus propiedades, incluidas las imponentes kasbahs muchas de las cuales actualmente están en ruinas, pasaron a manos del Trono y todas las acciones de la CTM y del Grupo ONA que tenia pasaron a manos de la familia real marroquí gracias a lo cual en 1980 dicha familia, a través de su holding empresarial en aquel momento, el SNI, pudo comprar a BNP-Paribas la parte mayoritaria de las acciones del grupo que Jean Épinat había vendido a dicha entidad bancaria en 1950 cuando decidió abandonar Marruecos dados los vientos de independencia que soplaban en esa época.

No obstante, no todos sus herederos cayeron en el olvido; avisados del inminente regreso del sultán desterrado y de la proclamación de independencia que iba a hacerse efectiva, muchos de ellos abandonaron rápidamente el país llevándose con ellos todo el patrimonio que pudieron. Algunos de sus descendientes, con nacionalidades y apellidos cambiados, siguen viviendo a día de hoy en diferentes países europeos y en Estados Unidos.

La excepción fueron sus hijos, Abdessadeq El Glaoui y Hassan El Glaoui, politico afin a la independencia y embajador de Marruecos en EE.UU el primero y artista y pintor por vocación, el segundo quién, además, fue gran amigo de Winston Churchill, (el cual también era un apasionado de la pintura ya que además pintaba) y residió en Inglaterra donde tenía su propia galería, regentada hoy por una de sus dos hijas, Ghizlane El Glaoui.

Los dos hijos de Thami eran coetáneos y amigos de Hassan II, quien los apoyó hasta tal punto que el que fuera rey de Marruecos tras la muerte de su padre Mohammed V, era uno de los principales clientes y valedores de Hassan El Glaoui ya que, entre otras cosas compraba sus cuadros para regalarlos a los dignatarios y jefes de Estado que recibía en Rabat. En el año 2014 en Marrakech, y de la mano de su hija Ghizlane, se presentó una exposición de los cuadros de Hassan el Glaoui junto con algunos de los cuadros que Winston Churchill había pintado en esa ciudad.

En cuanto a las kasbahs, una de ellas, la Kasbah Lhad en Agdz, tuvo, años después, en la década de los 70 del S . XX, un triste protagonismo, al quedar incluida en la lista negra de las prisiones para encerrar a los disidentes durante los años mas sombríos del reinado de Hassan II, conocidos como «los años de plomo».


Tal cual como una ironía del destino, Jean Épinat, el empresario aventurero nacido en 1877 en un lugar tan emblemático en Francia como es Puy-de Dôme, falleció el 25 de enero de 1956, 5 días antes que su gran amigo y aliado Thami El Glaoui.

Sidi Mohammed Ben Youssef, Mohammed V (1909-1961), aterrizó un miércoles 16 de noviembre del año 1955 en el aeropuerto de Rabat-Salé procedente de Paris; dos días después, el 18 de noviembre, celebró la oración de su primer viernes como Rey escogiendo para ello la inmensa explanada de la Mezquita almohade inconclusa de Yacoub El Mansour en Rabat, pronunciando ante su pueblo el discurso histórico con el que proclamó oficialmente la Independencia de Marruecos, independencia que había sido aprobada 15 días antes por el Gobierno francés al derogar el Tratado de Fès y acordar la plena soberanía del país alaouita. Poco mas de 5 años mas tarde, Mohammed V moría a consecuencia, oficialmente, de las complicaciones surgidas tras una operacion quirúrgica, complicaciones que, sesenta años despues siguen sin ser claras …..

El 18 de Noviembre es un dia festivo fijo en el calendario alaouita : La fiesta del Discurso del Trono o Fiesta de la Independencia, a pesar de que el comunicado conjunto oficial de la Independencia del Reino de Marruecos, tanto de Francia como de España, se proclamó el 2 de marzo de 1956.

El 20 de agosto también es un dia festivo fijo en el calendario en Marruecos : La Fiesta de la Revolución del Rey y del Pueblo.

El actual rey de Marruecos es, desde el año 2002, el propietario del holding empresarial llamado Siger que, actualmente es el accionista mayoritario del grupo AL MADA grupo empresarial nacido en el año 2018 tras un cambio de estructura y nombre al grupo empresarial SNI que, desde 1980 controlaba el 100% del grupo ONA; Al Mada es accionista mayoritario de empresas tan conocidas, de las cuales muchos de nosotros somos clientes, tales como Attijariwafa Bank y Marjane.

CTM, la empresa de transportes mas antigua de Marruecos con la que muchos de nosotros hemos viajado, fundada por aquel aventurero y empresario francés, paso a ser en 1956 propiedad del gobierno marroqui, siendo privatizada en 1993; actualmente tiene como accionista mayoritario con casi el 50% a RMA Watanya, una de las mayores compañías de seguros de Marruecos que, a su vez, es propiedad del holding Finance Com cuyo propietario no es otro que Othman Benjelloun, el banquero propietario de BMCE Bank.










2 respuestas a «¿Y si el Glaoui hubiera sido el primer rey de Marruecos?»

  1. Me ha gustado tu escrito por ser recordatorio de zonas conocidas. Ahora sé su historia que completa la experiencia de mis viajes. Redondo. Muchas gracias Jota.

    1. Hola Mercedes: gracias por leer el post pero de todas formas, que sepas que en la información de tu primer viaje, en el apartado seis, al final, venía también la historia, un poco más resumida pero esta historia. Igual no te has leído los anexos de los lugares por los que habéis pasado y que los escribo para completar vuestros viajes. Puedes leer más post que te ayudarán a comprender mejor esos viajes o a querer que te lleve a ver otros lugares. Un saludo desde Marrakech

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